Análisis del Prof. Haditsch: ¿Es la OMS siquiera competente para la gestión de pandemias?
Fuente: Report24.news, Florian Machl, 21 de abril de 2024
El Prof. Dr. Martin Haditsch alza la voz con un análisis que resume los problemas en torno a los acuerdos propuestos por la OMS. Un aspecto que destaca es que la OMS no es imparcial debido a su financiación privada. No existen normas sobre las cualificaciones del Director General «no» elegido democráticamente, a quien los tratados otorgan un poder ilimitado. El actual Director General militó anteriormente en un grupo clasificado como organización terrorista violenta.
Tras ejercer como médico generalista, el conocido profesor, médico y biólogo Dr. Martin Haditsch se especializó en higiene y microbiología en 1995, y en medicina tropical en 1998. Es médico de urgencias titulado y posee el «CTM(TM)» («Certificate in Travel Medicine» de la Sociedad Internacional de Medicina del Viajero). Véase, abajo, la conferencia del profesor de 15 minutos, en alemán. A continuación, la traducción al español.
Un cordial saludo de mi parte. Me llamo Martin Haditsch. Informo desde los Alpes austriacos, me he retirado aquí por unos días, pero he aceptado grabar mi contribución al Simposio de la OMS de Munich de 6 de abril de 2024, que tendrá lugar en línea.
El tema que se me ha pedido abordar es: ¿Tiene la OMS los conocimientos necesarios para gestionar la pandemia? Por supuesto, lo primero que hay que decir es:
¿Quién y qué es la OMS?
La OMS debe tener como objetivo mantener y promover la salud mundial. La salud es fundamentalmente el bien supremo y tiene una connotación extremadamente positiva. En este sentido, la OMS ha logrado forjarse en las últimas décadas una imagen sobresaliente y prácticamente inexpugnable. Esto también se ha visto respaldado por el hecho de que ha intervenido de forma aparentemente altruista en crisis sanitarias, es decir, aportando personal, así como logística, material y productos médicos.
¿Qué competencias tiene la OMS?
¿De iure, es decir, en términos puramente jurídicos? En el pasado, la OMS actuaba casi exclusivamente a título consultivo.
De facto, es decir, de hecho, la OMS ya tenía autoridad para emitir directivas en el pasado a través de acuerdos especiales con sus Estados miembros, por ejemplo, en el ámbito de las normativas sanitarias internacionales, como cuando se trataba de la obligación de vacunarse contra la fiebre amarilla al viajar a determinadas zonas. Estas normas eran vinculantes para los Estados miembros, por eso se llaman reglamentos. Con independencia de ello, no obstante, a veces había normativa no autorizada de países que iban más allá de las directrices de la OMS.
¿Cuál es la estructura de la OMS? La OMS es una suborganización de las Naciones Unidas no legitimada democráticamente, organizada de forma estrictamente jerárquica y compuesta por personal internacional. Dicho de otro modo: ni los representantes de la ONU ni los de la OMS han sido elegidos democráticamente. Además, no existe autoridad alguna supervisora de los órganos decisorios ni de los individuos, ni responsabilidad alguna por sus decisiones. Al máximo representante de la OMS se le denomina Director General.
¿Cómo se financia la OMS? La OMS se financia, por un lado, mediante contribuciones obligatorias de los Estados miembros, y por otro, mediante contribuciones voluntarias. Hay que destacar que la mayoría de las contribuciones voluntarias están destinadas a fines específicos y proceden, por un lado, de los Estados y, por otro, de organizaciones privadas. En este último caso, la Big Pharma, es decir, la industria farmacéutica internacional, desempeña un papel muy importante tanto directa como indirectamente. Algunos ejemplos son la Fundación Bill y Melinda Gates y la Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización (GAVI). Naturalmente, las donaciones financieras, especialmente si proceden de organizaciones privadas, pueden ejercer una influencia directa.
La proximidad a patrocinadores privados abre la puerta a la corrupción
En general, esto se traduce en algunos problemas fundamentales para la OMS. La proximidad a patrocinadores privados alberga naturalmente un alto riesgo de ser degradada simplemente a agente vicario de una agenda privada, y esto a su vez allana el camino para la corrupción a mayor escala.
La posibilidad de adoptar directrices vinculantes en lugar de recomendaciones ya abre el acceso a un poder prácticamente ilimitado en caso de que se apruebe el nuevo tratado sobre pandemias o las enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional. Al mismo tiempo, la OMS cuenta con el formidable y miserable argumento de la salud como moneda de cambio para maximizar su poder y, en combinación con la digitalización, una vigilancia prácticamente ilimitada.
Algunos comentarios sobre el Director General. En primer lugar, los generales, relativos al cargo: el Director General es elegido por la Asamblea General basándose en la recomendación de un comité interno. En otras palabras, no hay prácticamente ninguna audiencia oficial preparatoria de la elección, ninguna oportunidad significativa para que se presenten candidatos externos y ninguna cualificación mínima requerida. Tampoco se exige a los candidatos un certificado de honorabilidad en el sentido tradicional. El Director General tiene la última palabra como persona y también puede tomar una decisión en contra de los votos o la recomendación de su consejo asesor.
El actual Director General no es médico y tiene un pasado dudoso
El actual Director General de la OMS es el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus. No es médico. Fue uno de los líderes del Frente de Liberación del Pueblo Tigray, un grupo que ha provocado incidentes violentos continuados y que incluso fue catalogado como organización terrorista por el gobierno etíope entre 2021 y 2023. Hay varios cargos pendientes contra el Dr. Tedros pero se le aplica la presunción de inocencia, sin más.
El Dr. Tedros también ha explotado su posición de poder como Director General. Un ejemplo práctico de ello es que declaró una «emergencia de salud pública de importancia internacional» a causa de la viruela del mono, en contra de la recomendación mayoritaria de su grupo de expertos.
En resumidas cuentas, en todos los niveles de la OMS hay expertos extraordinarios, altamente cualificados y muy motivados; sin embargo, creo que es comprensible no confiar en que estas personas emprendan acciones públicas contra su empleador, entre otras cosas debido a que la remuneración de los puestos de trabajo en la OMS es mucho más atractiva que el ejercicio de su profesión en su país de origen.
Además, las decisiones se toman en cualquier caso a un nivel superior, y cuanto más alto es el puesto, mayor es la presión, obviamente, algo que también fomenta la política de personal de la OMS. Por poner un ejemplo práctico: El máximo responsable científico, el llamado Científico Jefe de la OMS, es actualmente Jeremy Farrar, que fue, antes de ocupar este cargo, director de Wellcome Trust.
La OMS ha demostrado un fracaso total en la gestión del Covid-19
En la gestión de la llamada pandemia corona, la OMS ha cambiado constantemente de postura, no ha hecho nada para aclarar el origen del virus, ha realizado repetidas recomendaciones carentes de evidencia científica y, en retrospectiva, completamente erróneas, por lo que en realidad reúne los criterios de un fracaso total.
Y ahora hay planes para un nuevo tratado sobre pandemias, así como enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional (RSI) que lo convierten en una nueva versión del Reglamento. En otras palabras, independientemente de la mala gestión anterior, de los daños consecuentes y de la complicidad resultante en enfermedades y muertes, la OMS aspira a un gigantesco aumento de poder con el nuevo acuerdo sobre pandemias y la nueva versión del RSI.
Con base en las nuevas versiones de los precitados instrumentos, el Director General de la OMS podría declarar una emergencia sanitaria internacional a título individual prácticamente de forma arbitraria, sin necesidad de justificación, sin posibilidad de control y sin asumir responsabilidad alguna, así como, de facto, obligar a los estados a obedecer las normas sin derecho a objetar, lo que equivale a su renuncia a la soberanía estatal a una escala sin precedentes.
La investigación sobre la ganancia de función debe prohibirse en todo el mundo
Se están dando pasos preparatorios en este sentido, creando una lista de enfermedades prioritarias para la investigación y el desarrollo en contextos de emergencia, incluida la así llamada Enfermedad X. Se trata, por un lado, de la investigación de agentes patógenos y, por otro, de la posibilidad de adoptar medidas de control. La denominada investigación de «ganancia de función», empleada para incrementar la virulencia de patógenos apenas inofensivos, debería proscribirse internacionalmente, criminalizarse y tipificarse como delito punible.
Añadir al margen de esto que millones de vidas pesarán sobre la conciencia de los creadores de los virus artificiales de eficacia probada conocidos como SARS-CoV-2.
Muy problemática: la censura
La situación se ve agravada por la pretensión de la OMS de censurar la desinformación y la información errónea al unísono con la ONU y, por ejemplo, la Unión Europea, por lo que estas instituciones quieren facultarse a sí mismas para definir lo que ellas consideran información correcta o verdad. La UE ya ha dado el primer paso en esta dirección con la entrada en vigor de la Ley de Servicios Digitales en agosto de 2023. Esto daría lugar a la prohibición o penalización de cualquier crítica, por más justificada que esté, con base en criterios meramente arbitrarios.
Tras esta larga introducción y en virtud de la misma, he aquí mi evaluación:
Objetivamente hablando -y subrayo lo de objetivamente, esto no tiene nada que ver con la emoción-, la combinación de: falta de cualificación, poder sin restricciones (es decir, poder absoluto de ejecución y mando global supremo), arbitrariedad en la toma de decisiones, dependencia financiera de organizaciones privadas, y vacío de control y responsabilidad, no sólo es extremadamente cuestionable, sino además, extremadamente peligrosa para todo el mundo.
Por esta razón, es importante impedir tanto la nueva versión del tratado sobre pandemias como la del RSI, por todos los medios pacíficos democráticamente disponibles.
Se avecina una toma de poder fascista sanitaria por parte de la OMS
De lo contrario, se cierne la amenaza de una toma de poder fascista y probablemente irreversible en el ámbito sanitario por parte de la OMS, que, en combinación con otros programas previstos de ámbito internacional como la identidad digital, la moneda digital del banco central (CBDC, por sus siglas en inglés), formas especiales de reforma agraria como la agricultura vertical, el ecofascismo y el sistema de crédito social al estilo chino, tendrá un impacto sobre todos los individuos.
En cuanto a la pregunta planteada, si la OMS tiene los conocimientos necesarios para gestionar la pandemia, a la luz de los puntos que he comentado y que considero suficientemente fundamentados, la respuesta es que la OMS no solo no tiene en absoluto los conocimientos necesarios, sino que su pretensión a este respecto debe considerarse una amenaza real que afecta a toda la humanidad y que debe impedirse por todos los medios democráticamente disponibles.
Por esta razón todos debemos involucrarnos en este asunto. Deseo lo mejor en este empeño para nosotros y para las generaciones que nos siguen. Manténganse a salvo.
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